viernes, 13 de julio de 2012

El Sabor del Mundo



Dos impresiones me surgen del libro de David Le Breton sobre la antropologìa de los sentidos. Por un lado, la lectura de este libro me procura una gran apertura mental hacia las diferencias culturales en cuanto a detalles relacionados con los sentidos. Por otra parte, este libro intensifica mi angustia por la naturaleza biológica de mi ser, por el material tan frágil y perecedero que es la carne. Si logro sobrevivir y llego a adquirir la posibilidad de migrar mi mente y mi identidad hacia un cuerpo sólido e incorruptible, no creo tardar en decidirlo. Los placeres fisiológicos no son más que una necesidad saciada por nuestro organismo precario. En principio, me contento con el placer intelectual*, si logro al menos migrar mi cerebro.

Nota de 3/3/2017: No veo qué placer no es fisiológico, por más que el estímulo entre por el pensamiento.

martes, 10 de julio de 2012

Mi Vecino Totoro



No recuerdo si habré visto esta película enteramente cuendo era chico, y me pregunto si me habría cautivado con tanta intensidad como lo hace ahora. En este caso no existe un guión prominente y concreto, algo que algunos podrían pensar como debilidad, pero que yo pienso crucial, ya que terminan resaltando los detalles, por lo demás sutiles, que se van sucediendo a lo largo. Lo que hace de este film tan valioso es su combinación de personajes sorprendentemente realistas (como las dos niñas por ejemplo), un escenario idílico y mágico lleno de extrañas e indescriptibles sorpresas, un hermoso fondo musical, todo sumado a la belleza visual que resalta la naturaleza del Japón rural. Hay escenas que me cautivaron especialmente, como la de las niñas junto a los totoros haciendo crecer un árbol, o el detalle de la rana en la parada del autobús. Pero hay tantas otras escenas memorables, tanta gracia, sorpresa, tanta ternura que despierta Mi Vecino Totoro que va más allá de una mera clasificación como película infantil. Hay toda una riqueza en su sutileza. Hay que ser sensible a los matices sutiles de algunas manifestaciones artísticas para poder absorber lo que nos muestran. Es la extraña sutileza lo que engrandece algunas obras colosales, como la literatura de Kafka; algo que recuerdo al sentir lo mismo con la obra de Hayao Miyazaki.